El Real Madrid consiguió doblegar a un duro UCAM Murcia y ahora está 2-0 en la final de la Liga Endesa, a una sola victoria de alzar el título de la Liga Endesa (79-63). Pero quizás sea lo de menos tras el final de partido que se vivió. Si Rudy Fernández jugó su último partido de blanco en el WiZink Center, se despidió por todo lo alto.

Una atronadora ovación, en la que se escucharon cantos durante 15 minutos de manera ininterrumpida, fueron el conclusión a una de sus últimas grandes noches como profesional.

La zona 2-3 que volvió a proponer Sito Alonso había dado cefalea al Real Madrid, obligado a pensar a lo largo de 40 minutos de qué manera atacar una defensa tan poco habitual como eficaz en el baloncesto profesional. El UCAM necesitaba endurecer el partido, eludir que los madridistas pisaran la pintura y ser precisos en el tiro. La meta no era sólo igualar la eliminatoria, sino romper el maleficio de las 29 derrotas en 29 partidos en el pabellón blanco -ya 30-.

La mínima virtud que llegó a tener (24-25) probaba que la táctica funcionaba. El Real Madrid llegó a encadenar diez errores en el lanzamiento exterior entre el primer y el segundo cuarto tratando de romper la zona del UCAM Murcia.

Y en el momento de necesidad, cuando el Real Madrid pedía que un personaje principal apareciese , en el momento en que precisaba triples, Rudy Fernández logró acto de presencia. Una despedida (?) de altura, emocionante y con una actuación que va a ser recordada a lo largo de mucho tiempo.

Primero, dos triples del ‘5’ sirvieron al Real Madrid para romper la zona de Sito Alonso en el 2º cuarto. Después, 8 muchos más en el decisivo último periodo ayudaron a los madridistas a colocar una distancia segura para sentenciar el 2-0. Fue su mejor partido de la temporada, su mejor anotación (14 puntos) y una actuación que ya forma parte de la narración de la Liga Endesa.