Se fue Chile, sin más. Debía ganar su juego y, además , dependía de que Perú no venciera a la Argentina. Esto último sucedió, pero la Roja se hundió en su propia deuda por el hecho de que ni cerca estuvo de abrazarse a los tres puntos. El 0-0 ante Canadá lo dejó ajeno de la Copa América sin triunfo alguno. Más allá de que jugó con uno menos mucho más de un tiempo por la expulsión de Suazo (mal echado), al grupo de Gareca le faltó corazón, ímpetu, mayor determinación para proceder a buscar la victoria que precisaba.

Pareció no comprender que solo le servía ganar. Solo 2 chances claras tuvo en toda la noche, ambas por medio de Víctor Dávila. Cuando eran 11 vs 11 le costó y al quedarse con 10 se sintió paralizado. Sin rebeldía, fue un aparato templados , tal y como si el empate le alcanzara. Pudo perderlo Chile si no fuera por tres buenas intervenciones de Gabriel Arias, la figura de la cancha. Chile se retiró de la competencia sin haber convertido. Se opacó el entusiasmo que había generado el aparato con una imagen mejorada en los amistosos previos. El Tigre, que lo vio desde la tribuna, se sujetaba la cabeza a cada rato por un funcionamiento muy pobre.

Canadá le ganó los duelos individuales en el último tercio del campo y con buena circulación de pelota desde el medio hacia adelante. Pero el aparato norteamericano falló en la última puntada y dejó a su adversario con chances. La Roja se mantuvo en su arquero en los peores instantes y no supo herir a Canadá. Fue muy débil , no tuvo fútbol ni dañó con acciones personales. Prácticamente no pateó al arco en el segundo tiempo. En el momento en que recién se enchufó Alexis Sánchez, sobre el final , se adelantó en la cancha y pareció entender que solamente lo dejaba en la otra etapa era la victoria. Tarde reaccionó. Y Canadá hizo historia al meterse en cuartos de la Copa América.