Dimitrov supera a un Alcaraz mermado mentalmente (6-2, 6-4)

"¡No puedo hacer esa mierda!", chillaba Carlos Alcaraz justo cuando comenzaba el segundo set; para entonces ya todo estaba perdido. Un Alcaraz desorientado. Un Alcaraz desconectado. Un Alcaraz agobiado. En suma, un Alcaraz diferente. Ante Grigor Dimitrov, en cuartos del Masters 1000 de Miami, el de España completó uno de los peores partidos que se le recuerdan y cayó por 6-2 y 6-4.
En su juego no hubo nada rescatable, ni el servicio, ni su derecha, ni muchísimo menos su resto. Estresado por la gran velocidad de la pista y por el peso de las bolas -diferentes a las del Masters 1000 de Indian Wells-, se sumergió prontísimo en un mar de dudas y no supo salir a flote.

Mucho mérito asimismo tuvo Dimitrov. De menos a más, salvando hasta 4 bolas de break en los primeros juegos, el búlgaro se halló con su mejor tenis y, lo que fue más sorprendente, lo sostuvo a lo largo de más de hora y media. Como hizo anteriormente Masters 1000 de la ciudad de Shangahi, su estrategia fue clara: desnudar a Alcaraz.

En vez de aguardarle, le presentó un resto muy beligerante y poquito a poco le minó la ética. "No permitas que domine el punto", demandaba Juan Carlos Ferrero a su alumno en el primer set, mas Dimitrov lo hacía, lo hacía, lo hacía.
 
Ante ese reto Alcaraz se desvaneció. El número dos del planeta, en un marzo de ensueño, tras su título en Indian Wells y su refulgente comienzo en Miami, vaciló y las dudas le devoraron. Al comienzo fue con su servicio: ¿De qué manera sacar a fin de que Dimitrov no le devolviese un winner con su resto? No encontró la contestación. Y la inquietud se extendió a todas y cada una de las situaciones.

En su continua comunicación con su palco, Alcaraz aceptó que ya no sabía si meterse en la pista o retrasarse hasta tocar el muro, si buscar el golpe directo o los largos intercambios. No veía el camino. Solo a lo largo de unos 10 minutos, a la conclusión del desastre, el de España se halló e inclusive liberó alguna celebración. Con 6-2 y 4-1 en contra, se reconcilió con su raqueta, reconoció las bolas y mejoró de repente: llegó a igualar el segundo set. Mas fue un espejismo. Dimitrov, a un nivel superlativo, se llevó el encuentro y el pase a semifinales. Allá se encarará a Alexander Zverev.

La derrota vuelve a frenar a Alcaraz en su despegue cara la vira europea de tierra batida. En su camino ahora, las certidumbres de su éxito en Indian Wells y los interrogantes amontonados en Miami. Desde el Masters 1000 de Montecarlo va a deber rencontrarse con todo y rearmarse.

TiroAlpalo