Italia - Alemania (1-1)

Italia está viva. Tras los desastres de los últimos meses, Roberto Mancini había prometido una revolución, el arranque de una nueva era. Cumplió. Para el primer partido de Nations League frente a una Alemania que llegaba muy lanzada, el seleccionador cambió a diez jugadores sobre los once que fueron arrollados por Argentina en Wembley. No consiguió ganar, mas sí un empate que le obsequia a los italianos una sonrisa y algo de esperanza para el futuro de su selección, que aún debe recobrar a múltiples lesionados (Chiesa, Verratti y Zaniolo, entre otros muchos). Flick presentó en el Dall'Ara a un equipo sólido y competitivo, congruente con sus últimas actuaciones. Tras Werner actuaban Müller, Curé y Gnabry, que tuvo las mejores ocasiones para abrir la lata, mas con poca puntería.

Los alemanes se quedaron con la pelota, mas Italia supo crear riesgo con la lozanía de sus nuevos. Frattesi, en el día de su estreno, probó personalidad con un par de ideas y disparos desde lejos. Scamacca, por su lado, dio buenísimas señales en un papel, el del delantero centro, que es un inconveniente realmente serio para la Azzurra. El del Sassuolo estuvo a centímetros del 1-0 con un disparo desde la frontal, irrefrenable para Neuer, que se encontró con el poste.

Las sensaciones positivas de los italianos prosiguieron en la segunda mitad, en la que Mancini lanzó su nuevo descubrimiento. Gnonto, delantero de 19 años del Zürich, se estrenó con la absoluta sin haber jugado jamás en la Serie A. El seleccionador hizo lo mismo con Zaniolo y, según parece, volvió a atinar. El extremo brincó al campo de forma increíble, con una veloz jugada personal se deshizo de Keher y puso un centro perfecto, que Pellegrini solo debió empujar entre palo para el 1-0.

Ahí llegó el único lunar de la noche azzurra: entregar enseguida el empate. Alemania reaccionó a su forma, con impetuosidad, y en 3 minutos puso las tablas merced a un centro de Hofmann que rebotó en el área hasta el momento en que Kimmich batió a Donnarumma con un latigazo.

En los últimos 20 minutos el partido prosiguió igualado y Mancini, sin temor, obsequió 4 estrenos más: Dimarco, Pobega, Ricci y Cancellieri. Su nueva Italia soportó, funcionó bien, e hizo meditar, si bien sea simple decirlo ahora, que la revolución debió comenzar tras la Eurocopa. Hay vida tras el desastre.

TiroAlpalo