Baloncesto

Un final incomprensible en un partido muy complicado de explicar y de comprender. De comprender lo vivido en los últimos dos minutos de Kaunas. Un final épico con una canasta que ya es historia de la EuroLiga. Un final impredecible, como toda la época blanca, que ha acabado en gloria. Por el hecho de que a falta de dos minutos, el R. Madrid perdía 78-72 tras una canasta de Isaiah Canaan. Fueron los últimos puntos de Olympiacos. Y estaba por venir la insensatez, la canasta de Llull, la remontada, una más, del equipo blanco.

El Real Madrid solo conoce el término Copa de Europa. No comprende de bajas, de deporte, de contrincantes o de favoritismos para probar que su competitividad va alén de los intangibles y que siempre y en toda circunstancia compiten. Esta vez fue Kaunas el escenario de gran lujo de otra demostración de estas. Ni tan siquiera un Barna impecable desde la gran distancia en la primera mitad (9/14 en triples) pudo romper un partido en el que el Real Madrid se sostuvo (42-36 al reposo) merced al poderío de Tavares en la zona y a este triple de Llull marca de la casa.

Entre la lesión de Prepelic y Alexander, el mal instante de otros jugadores y el cansancio de los que vienen jugando muchos minutos, el Valencia Basket está en un incuestionable bache que en la Euroliga se paga costoso. La concluyentes derrota en Belgrado corta prácticamente de raíz cualquier aspiración de estar en playoffs. No aún de forma matemática mas sí virtual, solo ganando los 3 últimos encuentros sobrantes y buscando alguna carambola en un múltiple empate a 17 victorias podrían tener opciones el conjunto taronja.

Campazzo marcó meridianamente el ritmo para los locales al comienzo. El reposo del argentino y la mejora protectora de los visitantes les dejó, con una canasta de Xabi López-Arostegui sobre la bocina, terminar por arriba el primer cuarto (20-21, m.10). Asimismo con un mejor equilibrio entre tiros exteriores e interiores, en una parte por la presencia de Martin Hermannsson, el Valencia pudo proseguir el ritmo de los locales y ponerse de cuando en cuando nuevamente por delante con buenos puntos del alero vasco.

Mas la entrada de John Holland y de Bentil, bien alimentados por Campazzo, dejó al equipo serbio hacerse con un pequeño jergón. El Valencia perdió ritmo en un segundo cuarto lleno de parones y al tiempo degeneró asimismo su intensidad en los duelos físicos, una combinación que terminó por hacerle llegar al reposo por detrás si bien Jonah Radebaugh logró disminuir al mínimo los daños (46-41, m.20).

El paso por el vestuario no cambió nada. El Estrella Roja salió a buscar al Valencia en todos y cada defensa y el agobio multiplicó las pérdidas de los visitantes. En el otro lado de la pista, la carencia de presión de los de Álex Mumbrú facilitó la circulación de balón de los locales y que el beneficio serbia ascendiese a los diez puntos.

Con el partido bajo control, los locales levantaron el pie en defensa mas no tuvieron inconveniente en llegar al último cuarto con ventaja prácticamente íntegra a pesar de los intentos de Harper por evitarlo (69-62, m.30).

El criterio arbitral, que se decantó por el lado local en todos y cada jugada incierta, hizo perder al Valencia unos minutos hermosos para intentar remontar. Los puntos de Jones dieron una mínima esperanza a los visitantes mas la confiabilidad de Campazzoen los tiros libres dio la calma precisa al Estrella Roja para cerrar el choque sin sufrimiento.